Si algún viajero ha tenido que desplazarse entre Bergen y Oslo, en Noruega, seguramente se habrá encontrado con el famoso túnel de Lærdal (Lærdalstunnelen, en noruego), el túnel de carretera más largo del mundo. Si alguien siente curiosidad por meterse en este interminable túnel, conviene ir mentalizado y saber que se prepara para adentrarse en nada más y nada menos que 24,5 kilómetros de carretera.
El túnel de Lærdal conecta Lærdal con Aurland, en la provincia de Sogn og Fjordane, al oeste de Noruega. Comenzó a construirse en 1995 y, tras cinco años, la obra culminó en el 2000, año en el que fue finalmente abierto al tráfico.
No cabe duda de que la construcción de este impresionante túnel representa una verdadera obra maestra de la ingeniería, una vez que para su creación fue necesario excavar hasta 2,5 millones de metros cúbicos de roca y piedra, algo que llegó a costar alrededor de 100 millones de dólares.
Pese a tener una carretera bastante recta a lo largo de la mayor parte del trayecto, el túnel no deja de ser peligroso precisamente por eso, por la monotonía de permanecer 24,5 kilómetros en la oscuridad que tanto caracteriza este tipo de vía, así como por la posibilidad de deslumbramiento de otros coches. Para evitar accidentes y dificultades, el túnel dispone, cada 8 kilómetros, de un espacio abierto con luces fluorescentes para que los conductores puedan descansar un rato la vista y estirar las piernas.
Como es el caso de otros muchos túneles, a medida que nos adentramos en el túnel nos encontraremos con numerosas señales de advertencias, así como teléfonos, extintores de fuego, ventiladores y otros dispositivos para casos de emergencia.
Como dato curioso, que lo diferencia de otros túneles que podamos haber conocido, llegará un momento en que, durante el recorrido por el túnel de Lærdal, nos encontraremos con un cambio radical en el panorama que avistamos. De repente aparecerán luces amarillas y azules intermitentemente, una original medida empleada con la intención de simular una especie de amanecer, para mantener a los conductores alerta y amenizar el recorrido y así evitar posibles ataques de claustrofobia.
En este túnel todo está preparado para hacer el trayecto más ameno y más seguro para los conductores. Ya que hablamos de luces, cabe mencionar que, una vez más, para evitar malestar o incomodidades, al final del túnel hay colocadas una especie de focos brillantes para ayudar a los ojos a que se acostumbren a la luz natural del exterior.
Los diseñadores y constructores del gran túnel de Lærdal sabían lo que representaría la creación del túnel de carretera más largo del mundo, por lo que dedicaron especial atención a todos estos artefactos de seguridad y precaución que os he ido contando. Si nada de esto existiera, pasar por el largo túnel se convertiría en un verdadero recorrido angustioso y sofocante, apto para unos pocos.
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